Blogia
cantina

Murió Danny Evins


Fundador de una cadena de restaurants y foco de polémicas.


[Douglas Martin] Murió el sábado en Lebanon, Tennessee, Danny Evins, el creador de la Cracker Barrel Old County Store, un restaurante que se caracterizaba por sus gachas y su nostalgia y que creció hasta convertirse en una cadena de dos mil millones de dólares y luego perdiera un litigio por discriminación contra sus empleados homosexuales. Tenía 76 años.
La causa fue un cáncer a la vejiga, informó su ex esposa Donna S. Evins.
En 1969, Evins era un oil jobber [corredor de petróleo], como se conoce a los intermediarios entre las refinerías de gasolina y los minoristas, cuando se le ocurrió una idea que iba a cambiar su vida y la de la autopista estadounidense: un restaurante casero con mecedoras en el porche, una salamandra y una chimenea dentro, con un tablero de ajedrez en todas las mesas. El alimento –incluyendo bagre, bollos y salsa de jugo de carne y tarta de piña- sería diverso, razonable en cuanto al precio y rápido.
El concepto se implementó en más de seiscientos restaurantes de la compañía en 42 estados, con ventas anuales de más de 2.4 mil millones de dólares. Año tras año, Cracker Barrel ganó encuestas como restaurante de familia en revistas como Nation’s Restaurant News y Destinations. Después de hacerse pública en 1981 para poder expandirse más allá del Sudeste, fue un favorito de la Bolsa.
La idea de apostarse a la salida de las autopistas interestatales para establecer una particular alternativa a la comida rápida –que incluía tiendas de regalos donde se expendía mermelada casera en viejos frascos- provocó el delirio entre analistas financieros, camioneros y niños felices de bajarse del coche.
“Tú sabes lo que te van a servir cuando entras”, dijo Melvin Franklin, que compró acciones de Cracker Barrel antes de que probara su comida, en una entrevista con The Sarasota Herald-Tribune en 1999. “El único problema es que a veces no se puede entrar”.
La respuesta de Evins fue, esencialmente: “Ah, no me digas”. Atribuía todo a la suerte y dijo que tenía un puente en Brooklyn que vendería a cualquiera que pensara de otro modo.
Su tono fue considerablemente más duro cuando tuvo que defender, en enero de 1991, una circular dirigida a todos los restaurantes de la compañía  para que despidieran a los empleados “cuyas preferencias sexuales no demostraran valores heterosexuales”. La explicación que dio Evins sobre su orden fue que los homosexuales ponían incómodos a los clientes en las zonas rurales. Dieciséis empleados homosexuales o sospechosos de serlo fueron prontamente despedidos.
Las protestas estallaron en restaurantes en decenas de pueblos y ciudades; se organizaron boicots; y los accionistas se quejaron.
En una época en que la discriminación contra homosexuales no estaba legalmente prohibida en la mayoría de los estados ni por el gobierno federal y muchas compañías la practicaban, la decisión de Cracker Barrel se destacó por su descaro.
“En realidad, explicaron esta política por escrito, lo que era, y sigue siendo impactante”, dijo al Herald Tribune David Smith, portavoz de Human Rights Campaign, una organización de defensa de los derechos de los homosexuales con sede en Washington.
La Caja de Retiro de los Empleados del Ayuntamiento de Nueva York [New York City Employees Retirement System], que poseía más de seis millones de acciones de Cracker Barrel, dirigió a otros accionistas para que usaran sus votos y otros medios legales para organizar la resistencia.
En marzo de 1991, Evins ofreció excusas y dijo que esa decisión había sido cancelada. Pero Nueva York y sus aliados lucharon hasta que en 2002 el 58 por ciento de los accionistas convencieron a la junta directiva de Cracker Barrel de que aprobara por unanimidad prohibir explícitamente la discriminación anti-homosexual en su política de contrataciones.

Dannie Wood Evins, que más tarde cambiaría su primer nombre para reflejar la grafía convencional, nació el 11 de octubre de 1935 en Smithville Tennessee, y creció en el cercano condado de Lebanon. Asistió a la academia militar y sirvió tres años con la Infantería de Marina, luego trabajó durante dos años como asistente del representante Joseph L. Evins, congresista durante quince años de Tennessee, que era su tío. A fines de los años cincuenta, volvió a Lebanon y trabajó como cajero en el banco de su hermano. Luego trabajó como corredor de petróleo para la Consolidated Oil, una compañía fundada por su abuelo.
Distribuía gasolina a pequeña cadena de estaciones de Shell, pero estaban en caminos secundarios cuando el sistema de autopistas interestatales mantenía a los conductores alejados de las carreteras locales. Decidió construir una gasolinera junto a la Interstate 40, con un restaurante y una tienda de regalos.
Pidió un préstamo de cuarenta mil dólares para construir el primer Cracker Barrel. Fue rentable desde el primer mes.
Seguidamente, Evins reunió cien mil dólares vendiendo la mitad de la nueva empresa a diez inversionistas locales. Para 1978, administraba 15 Cracker Barrels; para 1992, 124.
Permitía que los gerentes doblaran la base de su salario si alcanzaban metas de rentabilidad. Los empleados por jornal debían responder exámenes escritos sobre cosas como sanidad y políticas de la compañía; si lograban puntajes altos, recibían más beneficios médicos y mayores salarios.
Los dos primeros matrimonios de Evins terminaron en divorcio. Su tercera esposa, Margarita, murió el año pasado. Le sobreviven sus hijas Daina Warren, Kate Page y Besty Jennings; sus hijos Meacham y Joseph;  trece nietos.

20 de febrero de 2012

16 de enero de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer

 

0 comentarios