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La Picá de Martín


[Madelaine Durán] De una modesta pescadería pasaron a ser un local de culto. Precios bajos y buena comida, sumados a un ambiente familiar.
[Concón, Chile] "Si nos hubieran preguntado hace tres años si pensábamos que el restorán se iba a convertir en uno de los locales más queridos por la gente, no sólo de Concón sino también de Santiago, no lo hubiéramos creído. Nosotros empezamos de cero y ahora estamos pensando en ampliarnos".
Con sorpresa, pero no sin orgullo, Juan Pablo Hormazábal, hijo del comerciante Juan Hormazábal, analiza el motivo del éxito de ‘la Picá de Martín', el negocio familiar que en el año 2004 era una pescadería ubicada en calle Pimpinelas, de Concón, y hoy es un restorán que no necesita publicidad para llenarse constantemente.
Es que la fórmula para haberse alojado en el corazón, y también en el estómago de sus fieles comensales, fue de la mano del esfuerzo y de los ricos platos que ideó su padre en base a los mismos productos del mar que expenden a un costado del local.

A Pedido del Público
"Acá fueron las personas las que nos dieron la idea de preparar platos; mariscales fue lo primero, para probar cuando pasaban a comprar pescados y mariscos y aprovechaban de saludar al maestro de cocina", recalcó.
Fue así como "comenzamos a vender mariscales cocidos a precios módicos para que la gente fuera conociendo el gusto y a la gente le comenzó a gustar".
Entonces, lo que hasta entonces era la casa familiar se convirtió en un pequeño local "y empezamos a poner mesitas en el comedor para clientes amigos que querían servirse un mariscal de pasada. Eso hizo que la gente empezara a recomendarnos, hasta que un fin de semana, después de unos cinco meses, empezó a llegar más gente. Llegó tanta que comenzó a repletar la casa, había gente esperando y nosotros solamente contábamos con pocos insumos, una sola cocina y todo doméstico".
Por eso, como hombre visionario, Juan Hormazábal invirtió un capital en comprar una cocina más grande, y de esa forma "el local, que en esos días era clandestino, se hizo legal y eso hizo que ahora el restorán se bautizara con el nombre del dueño: la Picá de Martín.
Un nombre que no es de fantasía, pero que con la creciente fama de sus platillos se comenzó a masificar, sin saber que la denominación "se la dieron a mi papá cuando trabajaba como pescador en la caleta de Concón, antes de que instalara la pescadería", contó su hijo de 23 años, quien hoy es el encargado de administrar el local.

De Boca en Boca
El éxito no se hizo esperar, y la primera planta del improvisado restorán se hizo insuficiente, por lo que "tuvimos que trasladarnos porque el local se amplió al segundo piso donde vivíamos. Se echaron abajo todas las paredes de lo que eran nuestros dormitorios y colocamos más mesitas, pero igual la gente repletaba el lugar y había gente esperando afuera".
Tanto, que en el verano de 2005 el restorán se convirtió en la novedad de Concón, "gracias a que las mismas personas que venían nos hacían publicidad, especialmente los que vienen de Santiago, ellos son los que pasan el dato".
Y aunque la mayor afluencia de público se observa los fines de semana, Juan Pablo insistió en que "acá no nos abandona la gente del sector, a los que llamamos clientes de invierno, que llegan al almuerzo y durante el día, porque estamos abiertos de las 12 a las 23.30 horas".

¿Ampliación?
Muchos de sus comensales habituales, enfatizó, "son las mismas personas que cuando empezamos nos decían yo quiero servirme ese pescado y ese pescado. Entonces lo tomaba el maestro, lo llevaba a la cocina, lo fileteaba, lo preparaba y listo. Eso es lo que a la gente le gusta y por eso siguen viviendo cada vez más".
La buena respuesta de la gente llevó a la familia Hormazábal a planear la ampliación del restorán. "Hace poco compramos una propiedad cerca de acá, en la misma calle, y vamos a trasladar la pescadería para allá, a una cuadra no más. Entonces, la parte de la pescadería la vamos a habilitar para poner mesas mientras tanto. A futuro, pensamos poner una picada de Martín 2, pero con tiempo y de a poco, porque este negocio empezó de cero y eso es lo que a la gente le gusta, que hemos crecido con esfuerzo", dijo el hijo del dueño, que al momento de esta entrevista se tomaba un merecido descanso.

Bendición
El crecimiento que experimentó La Picá de Martín benefició a toda la familia, que trabajó por alcanzar ese objetivo.
"Esta es una bendición para todos, porque a todos nos permitió subir un peldaño más. Acá hay gente trabajando que antes estaba en la caleta y que ahora hace trabajos en el restorán, en la cocina o sirviendo las mesas. La gente que trabaja acá era en su mayoría pescadores y mi papá los invitó a trabajar con él", comentó Juan Pablo Hormazábal.
Argumentó que "el restorán fue una idea suya. Él siempre fue emprendedor, porque antes trabajó como maestro de cocina en restoranes de Reñaca, después fue comerciante y proveedor de varios locales y luego se fue a trabajar en la caleta. Al tiempo se instaló con la pescadería y después el restorán, pero nunca e imaginó que iba a tener esto".
Recalcó que "nosotros empezamos de cero y esa es la mística del restorán y lo que a la gente le gusta de nosotros, porque la gente que viene y que nos conoces nos ve como personas de mucho esfuerzo".
Una empresa familiar que trabaja coordinadamente y en la que participan "cuñados, concuñados, hermanos, sobrinos, toda la familia. La gente nos conoce y lo sabe y por eso nos ayuda hablando de nosotros. Además, acá ofrecemos platos baratos y buenos, y además las personas pueden traer su vinito y descorcharlo acá sin costo. No hay problema con eso", insistió.

4 de octubre de 2007
26 de mayo de 2007
©mercurio de valparaíso
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