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Murió Magnate del Hot Dog


[Eric Malnic] Empezó con un puesto callejero de perritos calientes y terminó con un imperio de comida rápida. A los 90.
El viernes murió Carl Karcher, que convirtió un carrito de hot dog en una cadena de restaurantes de comida rápida con su nombre y más de cien locales. Tenía noventa años.
El amable y fornido empresario, conocido por millones de personas como el jovial presentador y vendedor de televisión de la cadena Carl's Jr., murió por complicaciones de una neumonía relacionada con su Parkinson en el St. Jude Medical Center, en Fullerton, de acuerdo a Beth Mansfield, portavoz de la compañía CKE Restaurants.
Un declarado republicano del condado de Orange, Karcher trabajó infatigablemente por el partido y sus candidatos, y todavía le quedaba tiempo para participar con más energía y entusiasmo en causas locales, entre ellas United Way, del condado de Orange, el orfelinato Children's Home Orangewood, los Caballeros de Malta de la iglesia católica, la Liga por el Derecho a la Vida y el South Coast Repertory.
La biblioteca en su casa de 600 mil metros cuadrados en Anaheim estaba adornada con fotos de Karcher con personajes famosos y poderosos, como los presidentes Reagan y Nixon, el presidente soviético Mikhail Gorbachev, el cómico Bob Hope y el Papa Juan Pablo II.
Pero su apoyo a políticos profundamente conservadores, como John Schmitz, del condado de Orange, su oposición al aborto y su respaldo a proyectos de ley no aprobados que habrían permitido que las escuelas despidieran a profesores homosexuales le ganó a Karchner la enemistad de grupos liberales, homosexuales y de derechos de la mujer.
A fines de los años ochenta, acusaciones por manipulación de información privilegiada contra Karcher y su familia lo obligaron a cerrar un acuerdo de 664 mil dólares. Para los años noventa, inversiones personales mal concebidas y el desplome de los precios de las acciones de Carl's Jr. lo tuvieron al borde de la quiebra y perdió su guerra con el consejo de administración de la compañía que redujo su rol en gran parte al de funciones ceremoniales.
Aunque las acciones aumentaron, volvieron a caer y Karcher nunca recobró el poder y éxito que lo habían convertido en el pasado en uno de los hombres de negocios más respetados de California del Sur, con una fortuna personal que se dice superaba los cien millones de dólares.

Nacido el 16 de enero de 1917, en Upper Sandusky, Ohio, como hijo de Leo y Anna Karcher, Carl Nicholas Karcher abandonó la escuela después del octavo para trabajar en la granja de 120 hectáreas de sus padres.
Fue durante la Gran Depresión, y las perspectivas para los jornaleros se veían muy sombrías. Cuando su tío, Ben Karcher, le ofreció un trabajo en la tienda de piensos en Anaheim a dieciocho dólares a la semana, el fornido joven de veinte no se lo pensó dos veces.
"En esos días tú no decías: ‘¿ Eso es todo lo que me puede pagar?'", contó años después Karcher a un grupo de estudiantes universitarios, de acuerdo a versiones publicadas. "Tú decías: ‘Gracias, muchas gracias, tío Ben'".
Después de mudarse a California del Sur, Karcher empezó a visitar la Iglesia de San Bonifacio, donde conoció a Margaret Heinz, la hija de un productor de naranjas de la localidad.
Karcher, que se había conseguido un nuevo trabajo envolviendo y entregando pan en una panadería local, se casó con ella en 1939. Durante sus 66 años de matrimonio, tuvieron doce hijos. Margaret murió de un cáncer al hígado en junio de 2006.
En 1941, Karcher pidió un préstamo 311 dólares ofreciendo su sedán Plymouth nuevo, reunió otros quince dólares de sus bolsillos y compró un carrito de hot dogs con el que se instaló en las avenidas Florence y Central en Los Angeles Centro-Sur, al otro lado de la planta de Goodyear. De acuerdo al Business Journal del condado de Orange, ese primer día sus ventas fueron de 14.75 dólares.
El negocio prosperó, y dentro de meses Karcher era dueño de varios otros carritos. Después de pasar un período en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial volvió a California del Sur en 1945 y abrió su primer restaurante de servicio completo, que bautizó Carl's Drive-In Barbecue, en Anaheim. En 1956 abrió dos restaurantes más, uno en Brea y el otro en Anaheim. Eran versiones más pequeñas del primer restaurante, y las bautizó Carl's Jr.
Los clientes acogieron esos restaurantes limpios y brillantemente decorados y se acostumbraron pronto a la idea de pagar al ordenar, y luego esperar el pedido. Apreciaban al alegre y fanfarrón patrón y sus hamburguesas. Y les gustó la estrella sonriente que se convirtió en el logo de Carl's Jr.
A fines de los años cincuenta, había en California del Sur cuatro restaurantes Carl's Jr. Para 1966, el año en que Karcher incorporó las Carl Karcher Enterprises, había veinticuatro. En 1975, cien.
Karcher trabajaba duro, se levantaba todos los días a las cinco de la mañana, iba a misa en la iglesia de San Bonifacio en el camino a la oficina en Anaheim a eso de las siete de la mañana.
El patrón comía varias veces a la semana en sus propios restaurantes, y donde fuera llevaba consigo bonos para hamburguesas gratis, envueltas en versos de las Escrituras. Pese a semanas laborales de cincuenta a ochenta horas, y su firme dedicación a su familia, todavía se hacía tiempo en las tardes para asistir a eventos cívicos, benéficos y políticos. Pero la política lo hizo meterse en problemas.
En 1972 se enajenó la simpatía de los moderados cuando actuó como presidente del comité de reelección del ultraconservador Schmitz. Sobre el senador de Wisconsin, Joe McCarthy, castigado por sus virulentas cruzadas anticomunistas en los años cincuenta, Karcher dijo: "Creo que tiene razón en algunas cosas". Y Karcher dijo que pensaba que a Nixón le habían dado una "patada en el culo" en el escándalo de Watergate.
Con los años, los restaurantes Carl's Jr. se convirtieron en un blanco favorito de grupos feministas y por los derechos homosexuales. Las feministas no agradecían sus donaciones a organizaciones antiaborto. La oposición de los homosexuales se derivaba de su apoyo en 1978 a la Moción 6, una fracasada iniciativa que habría permitido que las escuelas despidieran a los maestros y otros empleados que practicaran o defendieran la homosexualidad.
Pero para Karcher, que nunca postuló a algún cargo público, la política era algo secundario.
El foco de su energía se concentraba en su cadena de restaurantes, que continuaron floreciendo. Las ventas superaron los cien millones de dólares en 1979, cuando Karcher abrió su primer restaurantes fuera de California, en Las Vegas.
En 1980, introdujo a su hermano Don como presidente, conservando para sí mismo las posiciones de control como presidente ejecutivo y presidente de la junta. En 1981, la compañía abrió su Carl's Jr. número 300, y se hizo pública al año siguiente.
Pero a mediados de los años ochenta, las cosas se echaron a perder. Las campañas de expansión de Carl's Jr. en Texas fracasaron, y los locales Carl's Whistle Stop Cafes -cafeterías temáticas sobre ferrocarriles-, los restaurantes Taco de Carlos -centrados en la comida mexicana- y las económicas cafeterías Scot, se derrumbaron.
Entonces la Comisión de Valores y Cambio presentó una demanda contra Karcher acusándolo a él y a varios familiares de operar con informaciones privilegiadas con las acciones de Karcher Enterprises.
La demanda decía que Karcher y otros miembros de la familia habían intercambiado información privilegiada sobre una aguda baja en las ganancias de la compañía en octubre de 1984. El gobierno dijo que antes de que la información se hiciera pública, miembros de la familia vendieron acciones y obligaciones, evitando pérdidas que habrían llegado a 310 mil dólares.
Karcher dijo que las acusaciones eran "totalmente falsas", pero en julio de 1989 él y seis familiares accedieron a llegar a un acuerdo. Sin admitir haber hecho nada malo, Karcher pagó una multa de 332 mil dólares, y los parientes un total de 332 mil dólares.
"Carl simplemente quería superar eso, por su familia y sus hijos", dijo su abogado Thomas Holliday.
En 1990 un menú renovado y una nueva administración hizo subir nuevamente las acciones de la compañía. Luego, en 1992, Don Karcher, el aliado más poderoso del patrón, murió. Carl Karcher conservó el título de presidente de la junta, pero una junta cada vez más independiente nombró a James E. Doyle Jr., ex ejecutivo de Kentucky Fried Chicken, como presidente ejecutivo.
"Carl no fue capaz de admitir que otro compartiera con él las funciones de dirección", dijo Elizabeth A. Sanders, que se convertiría en una figura clave en el ocaso de Karcher. "Y, más que eso, se trataba de alguien que él no podía manipular".
Para principios de 1993, los asuntos personales de Karcher tampoco marchaban bien. Algunos informes muestran que perdió millones de dólares en inversiones personales, gran parte en propiedades inmobiliarias.
Más tarde ese año, y bajo la dirección de Doyle, la junta directiva rechazó el plan de Karcher de asociarse con la cadena de comida rápida mucho más pequeña, Green Burrito, debido en parte a que el acuerdo propuesto incluía un préstamo personal a Karcher de parte del principal accionista de Green Burrito, William Thiesen.
En octubre de 1993, pese a la expansión de la cadena a más de seiscientos restaurantes Carl's Jr., las ganancias de la compañía se desvanecieron y el valor de las acciones cayó en picado frente a la agobiante competencia de cadenas grandes como McDonald's.
Los directores de la compañía se reunieron y sacaron a Karcher de su posición de presidente de la junta, reemplazándolo por Sanders, una ex ejecutiva de Nordstrom.
La mujer de Karcher se apareció por la reunión y "les dijo que no sabían lo que le estaban haciendo a Carl, que ninguno de ellos había construido nada desde la nada, como él", de acuerdo a su abogado personal, Andrew F. Puzder.
"Siento que he sido despojado de mi puesto por una banda de traidores", dijo Karcher a periodistas.
La junta dijo que entró en acción sólo después de que Karcher rechazara propuestas para un acuerdo amistoso en una riña por el control de la junta, la administración y la dirección estratégica de la compañía.
Sin embargo, dos meses más tarde, la junta reintrodujo a Karcher en la posición relativamente inofensiva de presidente emérito, sin autoridad sobre la gestión día a día de la compañía. Pero su salario era más de cuatrocientos mil dólares al año, y en los meses siguientes, su plan de operación con Green Burrito fue finalmente aceptado. Karcher dijo que era agradable estar de vuelta.
Con sus recursos personales ofrecidos como garantía por sus préstamos comerciales pendientes, Karcher todavía tenía problemas financieros y algunos amigos le prestaron dinero para ayudarlo a superar su crisis. Las acciones de la compañía se hundieron pasando de cuarenta dólares en 1998 a nueve en agosto de 1999, debido en gran parte a las disputas en la cadena Hardee, que la compañía había comprado en 1997. Karcher se vio obligado a vender 2.1 millones de acciones. Su participación en la compañía se redujo a menos del tres por ciento.
"Sigue siendo un hombre muy rico", dijo Puzder en la época. "Sólo que no tiene lo que tenía antes".
Aunque la sede de la compañía se mudó a Carpinteria en 2003, Karcher mantuvo su oficina en la antigua sede en Anaheim, a una confortable distancia de su casa. En junio de 2004 abandonó la junta directiva y se retiró, conservando el título de director emérito.

Le sobreviven tres hijos -Carl Leo, Jerome y Joseph-; ocho hijas -Anne Marie Wiles, Barbara Wall, Catherine Karcher, Janelle Karcher, Margaret Jean Le Vecke, Patricia LaGraffe, Mary Miller y Rosemary Mikker; 51 nietos; y 45 biznietos. Su novena hija, Carleen, murió en 1993.

Héctor Becerra contribuyó a este artículo.

25 de enero de 2008
12 de enero de 2008
©los angeles times

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