Empanadas para Toda Ocasión
[Claudio Lisperguer] Exuberancia empanadera en el litoral.
[Viña del Mar, Chile] En una de las esquinas de la calle Quillota, en Viña del Mar, encontramos este letrero colgado en el ventanal de un restaurante. El letrero enumera las empanadas que ofrece la casa: nada menos que veinte, ordenadas en dos grupos, fritas y de horno. Los nombres de las empanadas incluyen sus principales ingredientes. Y son: de carne con tocino y cebolla, de carne con queso y champiñones, de mariscos, de camarón con queso, de queso solo, de queso con champiñones, de queso con aceitunas, de queso con tomate y orégano, de carne de res, de queso y jamón, de pollo con queso y pimentón, de pollo con queso y choclo, de carne a la pimienta, de champiñones y espinacas, de carne con queso y pimentón, de pollo con queso y aceitunas, de pino, de ostiones con queso, de queso con jamón y tocino...
He contado y vuelto a contar varias veces los tipos de empanadas y todos los resultados son diferentes, lo que creo que atenta contra la lógica. Conté veinte, después veinticuatro, después dieciocho, y últimamente apenas trece.
No conozco ninguna empanaduría en la ciudad, lo que ahora se me hace muy extraño. Los chilenos se vuelven locos con las empanadas. La empanada de pino del domingo es un plato fijo, que parece que se recoge de vuelta de misa. Ningún almuerzo familiar está completo sin una empanada de horno.
En otros lugares he visto anunciadas otras empanadas: de camarones, de ostiones, de machas, de pescado, con chorizo, con espárragos. Aunque con la lista de arriba de veras entran ganas. ¿Cómo será la de queso con tomate y orégano? ¿Lleva, claro, el queso fundido? ¿La de champiñones con espinacas?
¿No sería interesante que hubiese locales que vendiesen solamente empanadas, para que pudiéramos ir a probar varias diferentes de vez en vez?
Luego están las empanadas dulces, que aquí se hacen llamar de otro modo. Las hay de manzanas, de peras, de higos, con miel. Tengo la palabra en la punta de la lengua, pero no.
He contado y vuelto a contar varias veces los tipos de empanadas y todos los resultados son diferentes, lo que creo que atenta contra la lógica. Conté veinte, después veinticuatro, después dieciocho, y últimamente apenas trece.
No conozco ninguna empanaduría en la ciudad, lo que ahora se me hace muy extraño. Los chilenos se vuelven locos con las empanadas. La empanada de pino del domingo es un plato fijo, que parece que se recoge de vuelta de misa. Ningún almuerzo familiar está completo sin una empanada de horno.
En otros lugares he visto anunciadas otras empanadas: de camarones, de ostiones, de machas, de pescado, con chorizo, con espárragos. Aunque con la lista de arriba de veras entran ganas. ¿Cómo será la de queso con tomate y orégano? ¿Lleva, claro, el queso fundido? ¿La de champiñones con espinacas?
¿No sería interesante que hubiese locales que vendiesen solamente empanadas, para que pudiéramos ir a probar varias diferentes de vez en vez?
Luego están las empanadas dulces, que aquí se hacen llamar de otro modo. Las hay de manzanas, de peras, de higos, con miel. Tengo la palabra en la punta de la lengua, pero no.
[14 abril de 2007]
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