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Sopa de Caracolas con Posta


recetas de lisperguer
Hoy cociné, después de hacer las compras ayer en el mercado de pescaderos de Valparaíso. Preparé una sopa de caracolas o caracoles de mar. Los ingredientes: un kilo y medio de caracoles, que hice hervir a fuego lento después del primer hervor unos 20 minutos, en un litro de agua y sal. Tras hervir, los saqué de la cacerola, reservando el agua, y los corté en rodajas finas.
En otra cacerola freí media zanahoria cortada en tiras delgadas (como las ramas de un nido de patatas), un trozo de pimiento rojo en tiras, tres ajos en rodajas y media cebolla en pluma. Agregué tras unos minutos 200 gramos de carne de posta cortada en trozos o tiras. Condimenté con sal y pimienta.
Vacié en la cacerola el agua de la cocción de las caracolas y agregué unas cuatro patatas peladas y cortadas en cuatro trozos a lo largo. Agregué dos cucharadas de cilantro picado fino. Cocidas las patatas y la carne, agregué las caracolas cortadas y dejé cocer a fuego lento unos diez minutos más. Tuve de agregar más agua.
Al servir, salpiqué la sopa con cebollino o ajo de España y cilantro picado muy fino.
Lo acompañamos con vino tinto, que a este sopón no le hace nada de mal.

Ensalada de Cochayuyo con Porotos Blancos
La noche anterior había dejado en remojo una taza de porotos blancos, que cocí en el día en agua con sal.

Cocí aparte un manojo de cochayuyo, que es una alga bastante común en Chile, unos 15 minutos. Luego reservé el agua de la cocción (ya contaré) y corté los trozos de cochayuyo en pequeñas piezas de casi medio centímetro de largo.
Aparte corté en tiras delgadas unas hojas de lechuga costina, media cebolla blanca picada fina, un manojo de cilantro picado muy fino, que mezclé en una ensaladera con aceite de maravilla y abundante jugo de limón, sal y pimienta blanca. Mezclé luego con los porotos blancos o frijoles fríos y el cochayuyo.

Las caracolas (parecidas a las de la foto, pero bastante más grandes) las aprendí a conocer en Holanda, donde me hacían olvidar la ausencia de locos. Su preparación usual es como ensalada, con patatas, lechuga y mayonesa -aunque esta ensalada admite de todo, incluyendo, por ejemplo, betarragas y aceitunas. Como sopa es también muy rica y fuerte. Estuve un rato jugueteando con la idea de hacer el sopón de caracola hondureño o centroamericano, con leche de coco y mandioca o plátano verde. Pero desistí por las dificultades de encontrar los ingredientes (pero después, aunque demasiado tarde, encontré leche de coco).
El experimento de hoy quedó delicioso y nos repetimos plato.

El cochayuyo de la ensalada es el del nombre científico Durvillaea antarctica. A mí simplemente me encanta. Es una alga muy rica en yodo, calcio (nada menos que 1160 miligramos por cada cien gramos; comparen con la leche, dice la página web que leo, que tiene apenas 125 miligramos por cada cien), hierro (30 miligramos por cada cien gramos), magnesio y manganeso, fósforo, zinc, sodio, potasio, ácido fólico (es una vitamina B) y vitamina E (antioxidante). ¿No nos habremos comido la cacerola misma? Porque parece que tiene ingredientes similares. La verdad es que estas algas son realmente ricas. De niño las comía crudas. Me iba a la escuela mordisqueándolas. Parece que aquí se la considera como plato de pobres. En otra ocasión les contaré sobre mis experimentos con la sopa de cochayuyo.
La ensalada quedó sabrosa, pero hay que recordar que debe llevar abundante jugo de limón. Mi mujer la aderezó todavía con aceite de oliva; yo, con mayonesa al ajo.

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