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El Asado Mata


La FDA ha restringido, no prohibido, el uso de antibióticos en animales de sacrificio sanos. Pero con los conocimientos que tenemos, sabemos que lo mejor sería dejar de comer carne. Y sería mejor para los animales.


Vacas más gordas, consumidores más enfermos. La FDA ha restringido el uso de antibióticos menores utilizados por la industria de la carne. Es un pequeño paso para contrarrestar el sobreuso generalizado de antibióticos en animales sanos, lo que ayuda a crear bacterias resistentes a los antibióticos que son perjudiciales para los humanos.
Cuando la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) restringió en el ganado el uso rutinario de una clase de antibióticos llamados cefalosporinas, apuntó a un blanco fácil. La decisión de la agencia es mejor que nada, pero sin embargo es un recordatorio de los esfuerzos dolorosamente lentos y tímidos de la FDA para terminar con la costumbre en la agricultura que justifica el sobreuso de importantes medicamentos. Un pasito adelante después de una reciente zancada de gigante en la otra dirección y una larga era en el mismo lugar.
Ochenta por ciento de los antibióticos usados en este país son dados a pollos, cerdos, pavos y ganado, no porque los animales estén enfermos sino para engordarlos e impedir que las enfermedades se extiendan en corrales atiborrados. Se han reunido evidencias durante la última década de que el sobreuso de antibióticos en el ganado ha ayudado a la emergencia de bacterias resistentes a los antibióticos, que representan un peligro para la salud humana.
En su última decisión, anunciada la semana pasada, la FDA restringió el uso agrícola de la cefalosporina, que también se usa para tratar a personas con patógenos derivados de la alimentación, tales como la salmonella y el E. coli. La salmonella que resiste a los fármacos ya se había encontrado en el ganado. Los antibióticos también son importantes para tratar infecciones en niños y en pacientes de cáncer.
El cambio no implicará ningún peaje alto para la industria agrícola. La cefalosporina usada es menos del uno por ciento de los antibióticos utilizados con el ganado y eso era antes de 2010, cuando su uso se redujo en más de un cuarenta por ciento.
Las nuevas reglas estaban obviamente justificadas, pero representan un pequeño gesto de parte de la FDA, que ha mostrado mucha más preocupación por las ramificaciones políticas de las nuevas restricciones que compromiso para proteger la utilidad de los fármacos importantes.
Consideremos que esta decisión fue anunciada hace un par de semanas después de que la FDA se retractara de un propuesta prometida hace tiempo para prohibir la adición rutinaria de tetraciclina y penicilina –muchos más comunes como medicaciones- al pienso animal. En lugar de eso, la agencia encargada de la seguridad alimentaria anunció que dedicaría esfuerzos a “promover la reforma voluntaria”. En 2010, la FDA emitió un borrador de directrices, pero apenas importa. La industria ganadera no se privará voluntariamente de una práctica que hace su trabajo más fácil y más barato. Tratar las infecciones resistentes en Estados Unidos cuesta unos veinte mil millones de dólares al año, pero no es dinero gastado por operadores de cebaderos.
En la defensa de la FDA, los legisladores tampoco han respaldado exactamente a la agencia. Durante años, el Congreso ha rechazado proyectos de ley que limitan el uso agrícola de los antibióticos más importantes para el tratamiento médico de las infecciones en la gente. También puso un freno a la propuesta original de la FDA hace veinticinco años de regular el uso de la tetraciclina y la penicilina en el ganado.
Los antibióticos son un poco como la tierra: nadie está haciendo nuevas. Preservar la efectividad de los que tenemos debe tener precedencia sobre el engorde de los cerdos.
16 de enero de 2012
13 de enero de 2012
©los angeles times
cc traducción c. lísperguer

 

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