Carrito de Empanadas
[Francisco Núñez] Vende empanadas en su carrito por el barrio del Almendral. "El terremoto del 85 me llevó a vender empanadas".
[Valparaíso, Chile] Un característico olor a fritanga emana desde el carro de María Luisa Castillo, quien lleva 22 años ofreciendo empanadas de queso y de pino a los porteños que circulan por el Almendral, en Valparaíso.
En el año 1985 administraba un restaurante llamado ‘El Rey del Pescado', que terminó en el suelo luego del violento terremoto.
Un compañero de trabajo le ofreció un carro para freír empanadas y ahí comenzó a trabajar con la masa, el aceite, el pino y el queso. Gracias a su negocio ha podido entregarle educación a sus hijos, "y estoy muy orgullosa, ya que viuda, enferma de cáncer y todo, pude sobrellevar a mi familia con mi puesto de empanadas".
Secreto
María Luisa Castillo, a la hora de entregar cifras o secretos de la elaboración de su masa, es muy desconfiada, " ya que muchos copian o pueden entrar al negocio y ya hay mucha competencia en la ciudad". Su horario de trabajo es de lunes a vienes, "y el fin de semana es más malo, ya que uno tiene a sus clientes fijos en la semana que pasan por la calle, sienten el olor, y se tientan". Las empanadas cuestan 300 pesos, de queso o de pino, "y ahora la cosa está medio mala, sin embargo con empeño y confianza siempre se puede salir adelante", asegura.
En el año 1985 administraba un restaurante llamado ‘El Rey del Pescado', que terminó en el suelo luego del violento terremoto.
Un compañero de trabajo le ofreció un carro para freír empanadas y ahí comenzó a trabajar con la masa, el aceite, el pino y el queso. Gracias a su negocio ha podido entregarle educación a sus hijos, "y estoy muy orgullosa, ya que viuda, enferma de cáncer y todo, pude sobrellevar a mi familia con mi puesto de empanadas".
Secreto
María Luisa Castillo, a la hora de entregar cifras o secretos de la elaboración de su masa, es muy desconfiada, " ya que muchos copian o pueden entrar al negocio y ya hay mucha competencia en la ciudad". Su horario de trabajo es de lunes a vienes, "y el fin de semana es más malo, ya que uno tiene a sus clientes fijos en la semana que pasan por la calle, sienten el olor, y se tientan". Las empanadas cuestan 300 pesos, de queso o de pino, "y ahora la cosa está medio mala, sin embargo con empeño y confianza siempre se puede salir adelante", asegura.
23 de agosto de 2007
©estrella de valparaíso
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